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Todo había sucedido hace unas semanas atrás, era una tarde de primavera con un clima agradable, yo me encontraba viajando en el colectivo tranquilamente, había mucha gentuza pero estaba sentado y nadie me molestaba y deseaba mantenerme así hasta el final del trayecto. Lamentablemente todo cambiaría.
Unos minutos después se sube al transporte un señor, viejo él, que necesitaba ayuda para subir, ya que andaba con muletas (el tipo era rengo, lo peor que hay), le mostró su carnet al chofer y luego empezó a pedir asiento. Lo malo estaba por venir. Yo me encontraba sentado adelante y el sujeto rengo no se le ocurrió mejor idea que pedirme a mi que le ceda el lugar, me pareció una falta de respeto hacía mi persona, en serio lo digo, no me gustó la actitud del señor.
Le dije que no podía darle el asiento, ya que no tenía ganas de dárselo, estaba muy cómodo. El rengo se extrañó de lo que había dicho (el seguro no se lo esperaba) y como no tenía algo mejor que hacer más que seguir molestando, siguió insistiendo en que le ceda el lugar, le volví a repetir que no quería, siguió pidiendo por las buenas, yo no le hacía caso, estaba en mi mundo. "¡Escúchame pendejo! ¿Por qué no sos respetuoso? Ese asiento es para mí", me dijo ya con mucho enojo. "No señor, yo pagué mi pasaje primeramente, a usted no le vi pagar nada, se subió gratis acá, debería estar satisfecho con eso", le respondí mientras lo denigraba levantándole el dedo.
Y el tipo todavía quería seguir molestando, peor fue que los demás pasajeros y el chofer se pusieron en mi contra y me presionaban para que le diese el puto asiento, ¿acaso otro no podía hacerlo? ¿Por qué yo? Todo eso me estaba preguntando. "Dale nene, dame el asiento", me apuraba el rengo. Me enojé, definitivamente el señor quería que la pase mal. "Usted se está aprovechando de mi porque soy joven, quiero estar tranquilo, a diferencia de usted no ando mendigando para viajar sentado, sus tácticas para dar lastima no funcionan conmigo, ¿entiende? Pídaselo a otro, soy joven, soy el futuro, usted en cambio es un anciano y se va morir pronto". "¿Por qué no lees el cartel que tenés arriba pendejo?", entonces levanté mi cabeza y miré el cartel "RESERVADO PARA DISCAPACITADOS Y ETC..." rezaba. Igual no hice caso al mensaje. Al viejo no le quedó otra opción que pedirle asiento a otra persona, seguramente tenía ganas de partirme la cara con su sucia muleta. Él perdió la batalla conmigo -de eso no hay duda- aunque tuve que pagar un precio muy alto, me había ganado la antipatía de todos los tontos pasajeros, me había convertido en el malo de la película, quedé como un mal ejemplo.
*
Un par de días después de dicho episodio, me tocó pasar por otra situación similar, pero en esta ocasión en vez de un viejo cojo me pide el asiento una señora embarazada con una panza bastante notoria, ya me imaginé todo lo que podía suceder, así que le dije que no podía darle el asiento de la manera más amable y educada posible. Lastima que este tipo de gente le gusta reincidir en lo mismo solo para que personas como yo se sienta mal. La señora no quería escuchar que le dijera esa frase, me pidió de vuelta el asiento, entonces fui contundente con mi respuesta: "No señora, no le voy a dar nada, yo no tengo la culpa de que usted no se haya cuidado a la hora de tener sexo y ahora padezca un engendro ahí adentro suyo, es una descuidada, y por ende yo no le voy a premiar dándole un lugar para sentarse, ojalá pueda replantearse eso que hizo mal y la próxima vez use preservativo: ¡GORDA!"
Estuve mal con la última palabra que le dije, lo sé, lo entiendo, pero eso no quita que tuve razón en todo lo demás. La señora tuvo que pedirle asiento a otro gil, no sin antes insultarme de arriba, abajo, con el apoyo de toda la gentuza que tenía alrededor y del puto chofer, arruinándome por completo el viaje tranquilo que quería tener.
La vida es injusta, es como si toda la maldita sociedad se pusiera en contra tuyo, ¿que les hice? ¿Maté a alguien?
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